lunes, 26 de diciembre de 2011

Afrodisíacos

      Los afrodisíacos  

 
           

Un tema recurrente en los cursos de sexualidad, tanto los que damos en La Fundación ERIN, como los que ofrecen en otros lugares, es el de los afrodisíacos. Es importante hacer distinciones y definiciones porque, igual que en cualquier otra cuestión que tenga que ver con el sexo, existen leyendas, mitos, consejas, refranes y tradiciones que se refuerzan unas a otras y se perpetúan, aunque sean falsas.  
  
       
      
Desde un punto de vista científico, no hay ningún “afrodisíaco” que haya soportado una prueba doble ciego. Así que, visto desde esa perspectiva, los afrodisíacos no existen. Claro que la leyenda de Tristán e Isolda es maravillosa, hace llorar a muchos, pero, en cuestión de afrodisíacos, las pócimas de brujería no son más efectivas que los placebos.   Desde luego que el polvo de cuerno de rinoceronte y el polvo de caballito de mar no son afrodisíacos, pero ...¡hágale entender a los chinos! ... 
Mientras estas ideas sigan vigentes, en China u otras partes, ambos grupos de animales están amenazados. ¿Por qué no se ha propagado la idea de que comer arroz  blanco con salsa de soya es afrodisíaco?  

Y esto que afirmamos de que no existen los afrodisíacos, desde la perspectiva científica, incluye al famoso Viagra (citrato de sildenafil). Este medicamento, cuyo origen es una investigación para promover el crecimiento del cabello en hombres maduros con caída de pelo, es realmente un adyuvante, no un afrodisíaco. Es decir, la persona que sufre de un problema no muy severo de disfunción eréctil pero que tiene el deseo sexual intacto (por eso compra el medicamento, si no, ¿para qué lo quiere?)  y que es estimulado sexualmente (sea por su pareja o sí mismo), logra la erección. ¡Tarán! Es importante notar que se requieren los tres: el deseo sexual, la estimulación y el medicamento. Si alguno de los dos primeros falta, el tercero es inútil. 


Sin embargo, en el erotismo o sexo amoroso, los afrodisíacos sí existen. No es contradicción sino una distinción, sutil y amable, para profundizar un poco en el tema. Es decir: Si crees que funciona, para ti funciona.  Cuando estás con tu pareja y esta te ha mostrado respeto, por un lado, y deseo, por otro, una sutil pero directa insinuación mediante el ofrecimiento de un “afrodisíaco” puede hacer que el humor cambie y os lleve en la dirección correcta, ¿o no?  
  
      
     
Por ejemplo, si para ti y tu pareja el chocolate es un afrodisíaco, pues ofrecerlo en circunstancias favorables para un encuentro amoroso puede ser excitante. Se ha demostrado que la combinación del contenido de carbohidratos, fenilalanina, serotonina y el sabor del chocolate mismo hacen de este alimento un excitante de las áreas del placer del cerebro humano. A la mayoría de la gente, por lo tanto, le hace sentirse bien. Eso es algo que ayuda a tener relaciones sexuales.  Y lo mismo se puede lograr con una combinación de buena música, aromas agradables y buena plática. ¿No es así como tratamos, tanto hombres como mujeres, de agradar y seducir a nuestra pareja? 
En cambio, el alcohol no es bueno para el sexo. Una, o quizá dos copas, puede que ayuden a desinhibir a una persona y esto puede llevar, eventualmente, a un encuentro sexual. Pero excederse, aunque sólo sea por un poco, provocará problemas de juicio, dificultará la erección y el desempeño sexual, entre otros problemas. 
   ¿Has probado con ánimo de encontrar si algo te funciona como afrodisíaco? Ojalá que sí y que tengas buen tino 


   Un abrazo  

La foto primera, de la flor y la mariposa, se titula "Made for each other" (Hechos el uno para el otro), y es de Kaushik Chatterjee. La segunda es de autor desconocido.