martes, 2 de octubre de 2012

Orgasmo femenino y masturbación

   EL   ORGASMO  

   Uno de los temas recurrentes en las revistas femeninas es el del orgasmo: ¡Cómo lograr el gran O! Técnicas para facilitar el orgasmo,  Llega pronto al orgasmo, El orgasmo vaginal, Clítoris vs Punto G, Trucos para llegar al orgasmo, Orgasmo garantizado...

   Esos y otros títulos, a cual más sugerente, se pueden ver en las portadas de algunas revistas femeninas. No es de extrañar. El orgasmo, desde que se obtiene la primera vez, es un aliciente para el sexo, y no cabe duda de que es un placer cuya intensidad difícilmente es superada. (Para las personas que no están seguras de haber logrado uno, lo más probable es que no lo hayan logrado.) 
     
         
        
   La variabilidad biológica es tan grande que no es raro encontrar, en un extremo, personas que tienen serias dificultades con el sexo y, por lo tanto, para llegar al orgasmo, hasta personas que incluso siendo relativamente jóvenes pueden llegar varias veces al orgasmo en una sesión amorosa, en el extremo opuesto.  

   En muchos casos, la masturbación es una de las primeras experiencias eróticas satisfactorias y, casi siempre, ocurre en soledad y de manera más o menos furtiva. Y en muchos casos, también, la masturbación es la primera experiencia que nos lleva al orgasmo. 

   Las mujeres que sufren una gran represión sexual en casa desde la infancia, sea por la madre o por ambos progenitores, suelen tener dificultades para iniciar su vida sexual. La represión sexual no sólo viene de los padres, desde luego... están las escuelas, los compañeros de juego, la iglesia...  Estas mujeres también suelen tener dificultades para masturbarse. Algunas llegan a tener miedo de las relaciones con los hombres, en general, por el miedo a quedar embarazadas antes de casarse, lo cual es socialmente muy mal visto. No es de extrañar que la masturbación sea uno de tantos tabúes sexuales. Una vez superada la noción de impropiedad en el acto de auto-satisfacerse, o auto-amarse, la exploración de la propia sexualidad mediante la masturbación suele llevar al descubrimiento del orgasmo.  
   Sea por rebeldía, por convencimiento o por simple curiosidad, la masturbación es un acto de exploración complejo que tiene ese efecto mágico: el descubrimiento de un placer intenso casi mítico. 

   Para masturbarse y lograr un orgasmo no se requiere mucho. Esto es lo más importante. Es un placer fácil si se cuenta con un rato libre, un poco de privacidad, seguridad y un poco de imaginación. 
 
       
 
   En un libro sobre el tema, la autora (desgraciadamente lo presté y no lo tengo a la mano para decirles de quién se trata) propone hacer de la masturbación un rito de auto-erotismo, complejo y fácil a la vez. Complejo porque propone crear una atmósfera específica a la personalidad de cada una, fácil porque se trata de algo que cada quien diseña según sus necesidades. Ella ilustra sus maneras con un ejemplo que recuerdo bien: Prende varias velas y las coloca alrededor del cuarto, cierra las cortinas si es de día, las deja abiertas de noche, un vaso de vino, aceite de pepita de uva tibio en un plato hondo cerca de la cama. Luego pone música y se pone a bailar y a desnudarse. Finalmente se tumba en la cama, boca arriba, con las piernas bien abiertas y se lubrica la vulva con el aceite. Después se acaricia por todas partes, poniéndose un poco de aceite por aquí y por allá. Luego se lubrica y acaricia en círculos alrededor del capuchón del clítoris con los dedos índice y corazón. Cuando se siente lista se acaricia con un poco más de fuerza y a un ritmo un poco más rápido y abre y cierra las piernas y continua hasta llegar al orgasmo. Todo el proceso le lleva cerca de media hora o poco más. Claro que luego se da un baño. 
   En un libro que ya citamos aquí, en este blog, titulado "El Informe Hite", se reproducen y se condensan varias descripciones de la masturbación por mujeres de todas edades e historias de vida. Con y sin inserción de dedos u objetos en la vagina. Hay descripciones muy simpáticas. 
   Lo importante, lo rescatable, es que muchas mujeres, incluso a edad avanzada, logran aprender a masturbarse y alcanzan el orgasmo. Incluso mujeres que nunca habían tenido orgasmos con sus maridos durante años de matrimonio pudieron aprender a masturbarse y lograr un orgasmo. 
   Darse permiso para sentir placer y para dárselo uno mismo es casi el único requisito indispensable para iniciar la exploración sexual que puede llevarnos al orgasmo. 
   Me despido con un abrazo de corazón a corazón

   

lunes, 1 de octubre de 2012

Deseo Mucho y deseo muy poco / la TESTOSTERONA u hormona del deseo

Mi pareja tiene ganas pero yo no  ¿qué hago? 

Este problema, el del deseo que no coincide, es de lo más común.  Y no podía ser de otra manera.  Ya que las mujeres no tienen una época de celo definida, los hombres deben estar disponibles todo el tiempo ... pero esto implica que el deseo sexual masculino debe mantenerse "alto" para responder pronto y fácil a la invitación de la pareja.   Esta es la premisa evolutiva. Y esto es de lo más común, él tiene ganas casi todo el tiempo, ella tiene ganas a ratos. 
 
     
 
A veces, lo que sucede es que el hombre no está listo cuando la mujer siente las ganas y se da la oportunidad, o ella se da permiso de sentir y actuar en consecuencia.  Es igual, ella tiene ganas y él parece no poder.  Muchas mujeres se hacen cruces tratando de adivinar qué hicieron mal, o si él tiene amores con otra, o si ella ya no le resulta atractiva a él.  En fin, la idea de que él debe responder fácil y pronto está tan metida en el subconsciente colectivo que ni se le ocurre que él pueda carecer del deseo sexual por cualquier otra razón o causa. 
 
       
 
Se dice que la testosterona es la hormona del deseo sexual.  Y los hombres producen mucha testosterona.  Los niveles "normales" de los hombres varían, según la edad y las condiciones de salud, en un rango que va desde 300 hasta 1000 nanogramos por decilitro de sangre.  Las mujeres también producen testosterona, pero en menor cantidad, entre 15 y 70 nanogramos por decilitro.  Siendo esto así, es claro por qué los hombres tienen un deseo sexual mayor que el de las mujeres: la hormona del deseo abunda en su sangre.  
   La concentración de la testosterona en sangre en los hombres es . . . 
¡entre 4 y 66 VECES mayor que en las mujeres! 
  
   Pero si estas variaciones están dentro del rango normal... ¡son enormes!  ¿Qué significan?  Aquí debemos darnos cuenta de que la variación natural, "normal", es grande.  De hecho, los hombres sufren cambios interesantes, cambios importantes en su nivel de testosterona en sangre durante el día, y no sólo por los cambios relacionados a la dieta y la actividad física, también la interacción con otros hombres puede hacer que la  concentración de testosterona en sangre aumente o disminuya. Y hay cambios con la edad, es decir: durante la adolescencia empieza a aumentar la producción de testosterona y hay momentos de aumento brusco, repentino y breve, mientras que a largo plazo se va estabilizando hacia la producción "normal" de cada individuo en la adultez; luego la concentración de testosterona en sangre empieza a disminuir alrededor de los treinta años, muy lentamente, hasta que en la vejez llega a los niveles de la niñez. La variación biológica es enorme, de persona a persona y en cada persona según la edad y las circunstancias.   

   Pero a la biología no le podemos achacar nuestros problemas de compatibilidad más que hasta cierto punto. Los hombres tenemos control de nuestra acción incluso "inundados" de testosterona. 
 
     
 
   Entonces, el deseo "normal" de cada quien es lo que nos debe interesar. ¿Qué tan seguido tiene ganas tu pareja? ¿A qué horas del día, o de la noche? ¿Qué tan seguido te las comunica? ¿Qué tan seguido tienes ganas tú? ¿Qué tan seguido le confiesas tu deseo a tu pareja? Una vez que estos "niveles de deseo normales" de cada quien se han establecido es posible que nuestra comunicación y la expresión de nuestro deseo se hagan más fáciles y que no haya tanto conflicto, o también podría pasar que nos diéramos cuenta que, en realidad, en cuestión de deseo sexual somos incompatibles, lo cual es muy poco probable.   

   Me despido con un abrazo de corazón a corazón