domingo, 4 de noviembre de 2012

El Amor y el Deseo

El AMOR y El DESEO (Pte 1) 


  La paradoja del amor, realmente, es que es algo que tratamos de construir en base a un deseo, es decir, en base a una falta, una ausencia, un objeto que no existe o que no hemos asido. ¿Pero es sólo eso?  

      
     Lacan dice “El amor es lo único que permite al goce condescender al deseo”.  Esto, además de ser una hermosa sentencia, es una especie de reto.  Condescender implica una forma de autocontrol del deseo. 

   Bernard Shaw dijo que por el amor preferimos a una persona sobre todas las demás porque provoca una gran exageración de las pequeñas diferencias entre esa persona y las demás; es decir, el amor hace que exageremos las pequeñas diferencias entre una persona cualquiera y otras personas, semejantes todas ellas.   Creo que estaba refiriéndose a la primera etapa del amor, la del enamoramiento, cuando enfermamos de amor.  

   En esa primera etapa, el amor es intenso y se confunde a menudo con el deseo, pasional; el deseo arrebata la razón y nos lleva a terrenos ignotos, nos arrastra a lugares donde deberíamos entrar a tientas, despacio y con calma y en cambio corremos esperanzados de encontrar algo maravilloso.  En esta primera etapa, “el amor es un deseo irresistible de ser irresistiblemente deseado” (Robert Frost).

   ¿Qué tipo de amor se profesan las distintas parejas?  Cuando una pareja disfruta de un amor satisfactorio, ¿es del tipo de amor que declara Lacan?
  Si no definimos al amor como lo implica la sentencia de Lacan, ¿podemos definirlo de una manera un poco más amplia? ¿Cómo lo definiría Octavio Paz? ¿Cómo lo definiría Sor Juana? ¿Cómo lo definiría Krishna? ¿Cómo lo definiría Jung?   
   Definir el amor importa porque es con las palabras y con las definiciones que nos comunicamos cuando no nos comunicamos con la carne y el olfato. Si el amor no sólo es deseo del otro sino deseo de construir en comunión con el otro, quizás podemos hablar de un amor que no sólo condesciende con el deseo sino que lo acompaña.  Si la relación pasa de esa primera etapa, la pareja puede experimentar otro tipo de amor, un amor de amigos, un amor en el que la intimidad es sólo una parte del rito y el reto del amor: preferir conscientemente a nuestra pareja.   

   Creo que Úrsula LeGuin lo expresó mejor, refiriéndose a este amor adulto, cuando dijo:
 “el amor no es como una piedra, que se queda quieta, es más como el pan, hay que hacerlo, una y otra vez, cada día”. 

   Me despido con un abrazo de corazón a corazón.