sábado, 3 de septiembre de 2016

El velo, el kipá y la cruz

El velo, el kipá y la cruz 

La Revolución francesa de la vestimenta
en pleno siglo XXI 

   A poco más de doscientos años de la celebrada Toma de la Bastilla, en el año 2004, se pasó en Francia una ley que prohibía la ostentación religiosa en lugares públicos, incluídas las universidades; mencionaba explícitamente los velos musulmanes, el hijab y el niqab, los símbolos más conocidos de sumisión de la mujer islámica, pero también incluía las cruces grandes y la kipá judía (la pequeña gorra que usan los hombres). En 2010 promulgaron otra ley que prohibía los velos que cubrieran por completo la cara, dirigida a la burca pero aplicable a cualquier forma de cubrir la cara en lugares públicos, como los pasamontañas y las máscaras, el argumento justificante: la seguridad pública. Estas dos leyes permiten el uso de ropas que cubran la cabeza y otras partes del cuerpo pero pide de manera explícita que dejen a la vista la cara y las manos, al menos en los sitios públicos y las escuelas. 
   Se entiende que en un estado laico, como la República Francesa, en el que conviven muchas personas de varias orientaciones religiosas, en donde una mayoría católica se dice demócrata y tolerante, que promueve la libertad, la igualdad y la fraternidad, quieran evitar que la ostentación religiosa se convierta en un tema polémico que cause fricciones entre sus ciudadanos. La religión debe mantenerse privada y lejos de la discusión de políticas públicas. Pero la ostentación religiosa asociada a formas de vestir, atuendos y adornos, es algo delicado; su reglamentación siempre será polémica precisamente porque atenta contra la libertad del individuo de elegir cómo vestirse. 

   El “burkini”, una forma de traje de baño de cuerpo entero que deja al descubierto las manos, la cara y la parte baja de las piernas, se convirtió en una prenda de vestir novedosa que permitía a las mujeres musulmanas observantes de las costumbres religiosas ir a la playa y convivir con otras personas sin faltar a su fe. Se popularizó en Francia hasta antes del 2010, pero ya desde el 2004, al ser promulgada la ley primera mencionada, las ventas de la prenda disminuyeron y su uso también. 


 Mujeres tunecinas en playas de Bizerta, Túnez, con burkini, bikini y traje de una pieza (foto de ElPaís, agosto de 2016)


   Las recientes Olimpíadas de Río 2016 dieron muestra de la importancia de la tolerancia religiosa y provocaron reflexión sobre lo que es un atuendo apropiado para una competencia deportiva. 


Vista posterior de la competidora Madelein Meppelink, 
de Holanda, Voleibol de playa



   Competidoras de Voleibol de playa femenil -Suiza con top rojo atrás 

   
Una mujer antes de la Olimpíada de Londres de 2012, jugadora de voleibol de playa femenino, podía usar un traje de baño de una sola pieza o un bikini con un ancho de banda lateral máximo de 7 cm (sí, era tan específico y así de pequeña). Según las reglas establecidas entonces las competidoras también podían usar trajes de cuerpo entero bajo el bikini en un clima frío, algo que rara vez se hizo. La mayoría de las mujeres usaban la opción de dos piezas, bikinis minúsculos propios para unas vacaciones en las playas de Río de Janeiro. 
   Las tendencias de tolerancia religiosa alcanzaron al COI para la Olimpíada de Londres en 2012 y desde entonces hay tres opciones adicionales. Las jugadoras pueden usar pantalones cortos de una longitud variable, pero puede llegar hasta sólo 3 cm por encima de la rodilla, pueden llevar un top con mangas o sin mangas, o un traje de cuerpo completo.  

   Recientemente, en la Olimpíada de Río de Janeiro, se pudo ver la diferencia de atuendo de un equipo egipcio de voleibol femenil de playa, respetuoso de su costumbre y religión, que antes del 2012 no habría sido admitido para competir. Y las diferencias incluían formas distintas entre las dos competidoras de Egipto y con las competidoras de otras naciones.  Las competidoras egipcias llevaban traje de baño de una pieza entero, que les cubría desde el cuello hasta encima de los tobillos y los brazos también, sin escote. Una de ellas, además, llevaba un velo en la cabeza, el famoso hijab, que combinaba con la pieza grande inferior. 
  


   Equipos de Voleibol de playa femenil de Egipto, izquierda, e Italia, derecha

   En algunos medios masivos de difusión se las criticó y en las redes sociales se las atacó de maneras crueles, a mi modo de ver injustificadas. La intolerancia mezclada con miedo y la identificación errónea de una religión con los grupos terroristas pueden explicar un tanto lo que pasaba. Pero en los juegos Olímpicos no deberían ocurrir esas cosas. Así lo entendieron las competidoras de Holanda que cambiaron su atuendo, conservando el top del bikini oficial, en apoyo a las competidoras egipcias.  


 Equipos de Voleibol de playa femenil, de Holanda, frente, y de Brasil, atrás  

  ¡Bravo por las holandesas! Después de todo, el Voleibol de playa es un deporte, y el ambiente en Río era muy competitivo, no una exhibición cabaretera. 

   La tolerancia religiosa no es cosa simple, ni trivial, es algo importante y trascendente. Las creencias y la forma en que practicamos nuestra fe religiosa dentro de una sociedad democrática tienen relevancia. Nos acercan o alejan de "los otros". La postura de las deportistas egipcias, respetando sus costumbres y su religión, y la de las holandesas, mostrando un apoyo en buen espíritu deportivo, nos dan ejemplo de lo que puede ser en otras arenas. Acercamiento y tolerancia son dos formas de encarar las diferencias que no deben separarnos ni convertirnos en enemigos. 

   Recién apareció una nota en la versión digital de ElPaís ( http://elpais.com/elpais/2016/08/22/opinion/1471879024_062930.html ) en que se anota sobre la prohibición del uso de la burka o el burkini en las playas de Cannes. 
Copio un párrafo: "Las razones que adujeron las autoridades francesas para el veto fueron de dos tipos: preservar la laicidad y adscribirse a las normas comunes de higiene y seguridad durante el baño. Específicamente, el alcalde de Cannes, David Lisnard, aseveró que prohibía esa prenda en particular y no crucifijos, kipás, ni siquiera hiyabs (el pañuelo), por ser un símbolo del extremismo islamista." 

Desde mi punto de vista el burkini debe considerarse una opción legal para bañarse en una playa. Las cuestiones de seguridad pública son otra cosa. 

Me despido con un abrazo de corazón a corazón